sábado, 12 de junio de 2010

Nocturnos, en clave de ausencia

Trigésimo octavo nocturno

La cola del barrilete se enreda en el almanaque cuando los días se amalgaman, por semanas fundidas, en meses mezclados de años. Y no es caprichoso... Tiene que ser así. La estrella de flecos zumbadores debe cabecear, girar y tirar del hilo hasta que la piola se corte... ¡Sí...! Eso, no tiene discusión.
Cómo vas a preguntarme ¿por qué?
Acaso, ¿no sabés que el barrilete es un sueño de pibes?
¡Claro, amigo mío, como las ilusiones...! Y entendélo viejo... Una ilusión, aunque se pierda y más no sea, te salva.
No sé por qué tengo que explicarte todo.

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