martes, 27 de abril de 2010

Nocturnos, en clave de ausencia

Decimonoveno nocturno

¡¡¡Shhh!!!
¿Preguntás por qué te pido silencio? Acaso, ¿no te das cuenta de que está soñando? Leé; leé en silencio y te voy respondiendo. El diálogo, únicamente, es entre vos y yo. ¡No!, no se dará cuenta de que estamos conversando.
¡¡¡Shhh!!!
¿Qué es lo que sueña? Sus sueños son recurrentes y muchos. Leé; leé y, mientras tanto, te los iré contando.
¡¡¡Shhh!!!
Entre tantos sueños; sueña que los pájaros cantan porque deben hacer salir al sol y que las aves sobrevuelan los prados, los ríos y los mares porque deben hacer caer al día y que se sobrecogen para hacer la noche. Sueña que en los viñedos las uvas están llenas de vino. Sueña que sus deseos cumplidos suben, en múltiplos de tres, desde el horizonte al cielo, para hacer estrellas fugaces…
¡¡¡Shhh!!!
¡No!, no sueña que las cosas son al revés… ¡tonterías!; ¡nosotros las entendemos al revés porque estamos del otro lado de los sueños!
¡¡¡Shhh!!!

viernes, 23 de abril de 2010

Nocturnos, en clave de ausencia

Decimoctavo nocturno

¿Niñez?, qué sé yo... Lejos. Aunque nada, ni nadie, puede estar tan allá. Más alejado que el pensamiento o los recuerdos. Cosas que están adentro... Tan cerca de nosotros.
Pensar y recordar es parte del arte y quien lo hace gira en sí mismo, retrotrayendo la vida a la figura de su esencia. Un plano que separa los ángulos del pasado de los del futuro.
Ventanales de vidrio transparente en habitaciones que dan al patio, al jardín, a la luz... La pieza oscura producía temor; aunque el alivio acudía a la mente porque la noche aún no llegaba.