jueves, 3 de junio de 2010

Nocturnos, en clave de ausencia

Trigésimo tercer nocturno

Las sepias, cansadas de esperar dentro de una bolsa de residuos, son las cenizas de las épocas que pasaron. Son las poesías dormidas en un libro viejo. Poemas que nadie lee porque se los piensa pasados de estilo y moda. ¿Nadie pudo pensar que en esas hojas amarilleadas se guardaron susurros y voces, romances y suspiros escondidos en palabras de amor? ¿Nadie pudo pensar que hubo lágrimas evaporadas y aprisionadas entre el silencio de esas páginas? Pero, claro, ¡qué va!, si los escribió aquél loco y flaco poeta de mi pueblo que vivió toda la vida rodeado de vecinos que, por hacer fortuna, no tenían nada de bohemios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario