jueves, 3 de junio de 2010

Nocturnos, en clave de ausencia

Trigésimo primer nocturno

Mi tiempo se esconde en los brotes de los árboles cada vez que llega la primavera para no hacerme olvidar que, ni por un solo instante, dejaste de ser una fábrica introvertida de sueños. Acaso, ¿la esencia de tus fantasías la depositaron equivocadamente en tu cuna? ¿Cómo podés seguir confundida, y escondiendo tus sentimientos enajenadamente a las moléculas de tu cuerpo?... Decidíte y sé sincera... Decíme que me amás, porque si tu silencio pasa de esta primavera, será demasiado tarde.

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