jueves, 3 de junio de 2010

Nocturnos, en clave de ausencia

Trigésimo quinto nocturno


A veces me da por mirar la vieja, amarilla y ajada fotografía donde éramos tantos y faltaban muchos... A veces me da por recostar en mi pecho la vieja, amarilla y ajada fotografía en la que hace mucho rato éramos todos los que se han ido. Mentiría si les dijera que siempre están sobre el piano. En realidad los escondo en la banqueta para que canten, desde la profundidad de esa entraña, nuestras viejas canciones cuando desarrugo mis manos sobre el amarillento teclado.

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