domingo, 14 de noviembre de 2010

Nocturnos, en clave de ausencia

Sexagésimo séptimo nocturno


Y la noche va dejando caer su velo de raso bordado con el hilo de muchos sentimientos incontenibles... cosas buenas de hombres malos y cosas malas que, en un arrebato de desencuentros, a veces tienen los hombres buenos...
Y es cierto, porque alguien dejó escrito con suma y pensada sabiduría que “No todos los hombres malos pueden llegar a ser buenos; pero no hay ningún hombre bueno que no haya sido malo alguna vez”... pertenece a San Agustín.
Meditar es algo que nos hace flotar en la serenidad de la noche, un poco ahogada en las gotas del rocío que se condensa, esconde, y desliza por el pétalo de alguna flor de otoño... o de primavera.

2 comentarios:

  1. Me encantan tus Nocturnos. Los he leído todos. Poco a poco me iré animando a comentar. No suelo comentar, por no dejar la huella de una obligatoria respuesta.
    No te sientas oblogado a nada. Es hermoso leerte y disfrutar de tu esencia.
    Un abrazo Jorge.
    mara

    ResponderEliminar
  2. Me has obligado a detenerme y reflexionar...¿he sido alguna vez mala? Creo que lo he sido, pero esta noche quieta, suave, me acaricia el oído y me dice que estaba en mi derecho. Abrazos, Jorge.

    ResponderEliminar