domingo, 14 de noviembre de 2010

Nocturnos, en clave de ausencia

Sexagésimo quinto nocturno


Alguna escribí, o dije, que no me animo a arrojar las cosas que me molestan con demasiada fuerza, porque llegarían muy lejos. Tanto que, a la larga, algún extraño me las devolvería. Y sería sólo eso... un extraño... un extraño al final de cuentas.

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