jueves, 15 de julio de 2010

Nocturnos, en clave de ausencia

Cuadragésimo tercer Nocturno


Hay sucesos que, según como se den, cambian la historia. A eso se le puede llamar procesos lógicos de las indecisiones universales. También existen factores aliados internamente, resultado propio de esos mismos agentes, que hacen que las cosas se den en un sentido único; y si es así, el suceso cae en el terreno de lo lineal o propiedad de las proposiciones estrechas y limitadas. ¿A qué parte de la especulación o, si se prefiere, de los insomnios responde este relato?:
“A la vera de un bosque; un lugareño observa a un animalito campeando en un claro con sus crías. En un momento incierto, una felina feroz se arroja contra el animalito quien instintivamente huye. Un cazador, escondido entre los árboles, descubre el incidente y rápidamente prepara su arma. El lugareño, pendiente de lo que sucede, piensa: “Si el cazador mata a la felina feroz tendrá un gran trofeo; aunque si le da al animalito podrá deleitarse con una exquisita pata asada a las leñas que acompañaría con un guiso de champiñones aromatizado con algunas hierbas comestibles recogidas en el bosque...”
De repente algo sobrecoge al animalito y el lugareño supone que es porque el animal piensa, “si la felina feroz no me consigue volverá para comerse a mis críos”. Por otra parte el paisano cree que la felina feroz especula “¿para qué me canso tratando de agarrar a este duro animal cuando, sin mayores esfuerzos, podría llevarle a mi felino feroz las crías y darnos por igual un banquete?” Es evidente que el cazador continúa dudando y pensando, “¿a quién le doy?”.
El lugareño advierte que el animalito, la felina feroz y el cazador se detuvieron durante un tiempo infinitesimal avasallados por… por la indecisión universal. Todo ser en el planeta queda estático... dudando... ni siquiera corre el menor viento que pueda mover una hoja... ¡se produjo un agujero en la historia de las cosas! ¡La decisión del disparo renovaría todo un sistema vital...!
Pasado ese tiempo infinitesimal, al restaurarse la dinámica, el lugareño disipa la incógnita... ve, fugazmente, resuelto el dilema porque se dio el preciso momento en que el felino feroz hambriento, y por ende expectante, somete al paisano, indefenso, por sus espaldas...”

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