miércoles, 16 de diciembre de 2009

Nocturnos, en clave de ausencia

Decimosegundo Nocturno

Hoy; en el café Mingo decía que las mujeres se matizan antes de que llegue la noche. Éramos tres; él, Luis y yo. Sentados a la mesa, debido al imprevisto comentario, nos quedamos callados y lo miramos con sorpresa; pienso que cada uno pensó que, en realidad, Mingo solamente había bebido café pero seguía afirmando: “Sí; ustedes observen y van a ver que las mujeres se maquillan antes de la noche”.
Hicimos, a propósito, un silencio que denotara interés en el asunto y entonces Mingo siguió: “Se pintan los ojos, la nariz, los brazos, el hueco poplíteo, los dedos de los pies. Se pintan con maquillajes importados, con témperas, con lápices de fibra y, ¡zas! llega el alba y ¡ellas ya no están! A lo largo de la noche se van, borrando… despintando”.
Como tenía que apurarme porque llegaba tarde a mi cita con el odontólogo; me paré, dije “hasta luego” y dejé a Luis pidiendo un par de Güisquis... qué sé yo... maduré que cuando me sacasen el maldito dolor de muelas, entraría al café para pedirle a Mingo, si es que aún se conservaba sobrio, que me explique de nuevo eso de las mujeres… ¡Bah!

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